martes, 17 de noviembre de 2015

LA PRESENCIA DEL SEÑOR QUE LLEGA

ACOGIENDO LA PRESENCIA DEL SEÑOR QUE LLEGA
David reunió nuevamente a los mozos de lo israelitas: treinta mil hombres. Con todo su ejército comenzó la marcha a Baalá de Judá, para trasladar allí el Arca de Dios, que lleva la inscripción "Señor de los ejércitos", entronizado sobre querubines. Pusieron el Arca de Dios en un carro nuevo y la sacaron de casa de Abinadab, en Guibeá. Uza y Ajió, hijos de Abinadab, guiaban el carro con el Arca de Dios; Ajió marchaba delante del Arca. David y los israelitas iban danzando ante el Señor con todo entusiasmo, cantando al son de cítaras y arpas, panderos, sonajas y platillos.
 
Cuando llegaron a la era de Nacón, los bueyes tropezaron y Uza alargó la mano al Arca de Dios para sujetarla. El Señor se encolerizó por su atrevimiento y lo hirió allí mismo, junto al Arca de Dios. David se enfadó porque el Señor había arremetido contra Uza y puso a aquel lugar el nombre de Peres-Uza, y así se llama hasta ahora. Aquel día David temió al Señor y se dijo: “¿Cómo va a venir a mi casa el Arca del Señor?”. Y no quiso llevar a su casa, a la ciudad de David, el Arca del Señor, sino que la trasladó a casa de Obedebom, el de Gat.
 
El Arca del Señor estuvo tres meses en casa de Obedebom, el de Gat, y el Señor bendijo a Obedebom y a su familia. Informaron entonces a David: “El Señor ha bendecido a la familia de Obedebom y toda su hacienda en atención al Arca de Dios”.
 
Entonces fue David y llevó el Arca de Dios desde la casa de Obedebom hasta la Ciudad de David, haciendo fiesta. Cuando los portadores del Arca avanzaron seis pasos, sacrificó un toro y un ternero cebado. E iba danzando ante el Señor con todo entusiasmo, vestido tan sólo con un roquete de lino. Así iban llevando el Arca David y los israelitas, entre vítores y al sonido de las trompetas. Cuando el Arca del Señor entraba en la ciudad de David, Mical, hija de Saúl, estaba mirando por la ventana y al ver al rey David haciendo piruetas y cabriolas delante del Señor, lo despreció en su interior.
 
Metieron el Arca en su sitio, en el centro de la tienda que David le había preparado. David ofreció holocaustos y sacrificios de comunión al Señor, y cuando terminó de ofrecerlos, bendijo a todo el pueblo en nombre del Señor de los ejércitos; luego repartió a todos, hombres y mujeres de la multitud israelita, un bollo de pan, una tajada de carne y un pastel de pasas a cada uno. Después se marcharon todos, cada cual a su casa.
 
David se volvió para bendecir su casa y Mical, hija de Saúl, salió a su encuentro y le dijo: “¡Cómo se ha lucido el rey de Israel, desnudándose a la vista de las criadas de sus ministros, como lo haría un bufón cualquiera!”. David le respondió: “Ante el Señor, que me prefirió a tu padre y a toda tu familia y me eligió como jefe de su pueblo, yo bailaré y todavía me rebajaré más; si a ti te parece despreciable ante las criadas que dices, ante esas ganaré prestigio”. Mical, hija de Saúl, no tuvo hijos en toda su vida.
 
En principio, puede parecer que el texto que traigo a vuestra consideración en esta enseñanza no tiene mucho de Adviento, sin embargo, no podemos olvidar que toda la Escritura, como dicen los Santos Padres, está orientada a Cristo Jesús, nuestro Señor, por eso puede decir San AGUSTÍN:
 
In vetero testamento novum latet, in novum vetus patet.

En el Antiguo Testamento late el Nuevo, y en el Nuevo Testamento el antiguo se abre.
 
Y en este mismo sentido, San HILARIO de POITIERS, añade que “toda la Escritura es profecía de Cristo”, y finalmente San PABLO concluye, con la solemnidad que le caracteriza (1 Corintios 10,11) que: “Todo se ha escrito como figuras para nuestra edificación, de la que vivimos en los tiempos de su cumplimiento”.
 
En esta unidad que forman las escrituras, en este tiempo de Adviento, que estamos celebrando con MARÍA, expectantes, esperando el cumplimiento de todos los profetas y queriendo celebrar todo lo que fue ya pre-celebrado en los Salmos, los himnos y los cánticos inspirados, es decir, el nacimiento de nuestro Señor, os invito a gustar, anticipadamente, de la presencia del Señor en medio de su pueblo.
 
Esta presencia anticipada del Señor en medio de su pueblo, para los israelitas, tiene su máxima manifestación en el Arca de la Alianza, y para nosotros, hoy, es MARÍA, la Madre de nuestro Señor, la que ya está en cinta, a la que le falta un mes (el retiro de Adviento se celebró en Noviembre) para dar a luz a la luz del mundo, la que nos trae la presencia del Señor en medio de su pueblo.
 
Los Santos Padres supieron ver en el Arca de la Alianza la imagen de MARÍA, que contenía en su seno al Señor de cielo y tierra, por eso, San ATANASIO, comentando el Magníficat, dice de MARÍA:
 
Verdaderamente tu alma engradece al Señor, y Moisés te alaba al contemplarte como el Arca de la Nueva Alianza, revestida de oro.
 
Aunque las palabras más hermosas son las de Máximo de Turín, comentando precisamente el texto de esta enseñanza, dice de María lo siguiente:
 
 
¿Qué es al Arca, sino María?
Pues si el Arca contenía en sí las tablas del testamento,
María contiene en sí al heredero del testamento.
Si el Arca encerraba la Ley, María encierra el Evangelio.
Si el Arca guardaba la Palabra de Dios, María guardaba al Verbo de Dios.
Si el Arca brillaba por dentro, con los brillos del oro,
María brilla por dentro y por fuera, por los brillos de su virginidad.
Si el Arca estaba hecha con el oro terrenal, María está hecha con el oro celestial.
Lo que pretendo, y es a lo que os invito, en este tiempo de Adviento, que ahora comienza, y en el que aún no se ha hecho presente el Señor en medio de nosotros, es que meditemos sobre esta presencia velada del Señor en el Arca de la Alianza, teniendo presente con ello a MARÍA de la espera, y reproduzcamos en nosotros esa actitud de espera y acogida del Señor que llega.
 
Situemos el texto de esta enseñanza en su contexto. Sabemos que el Arca de la Alianza era para los israelitas su objeto sagrado más precioso, ya que era la misma presencia de Dios en medio de su pueblo, donde se custodiaban el texto de la Alianza que Dios entregó a MOISÉS, en la cima del SINAÍ, y las Tablas de la Ley, y por ello se custodiaba en un sitio especial, en la Tienda del Encuentro, dividida en dos partes por un velo, y la parte en la que quedaba el Arca era por eso un lugar santísimo, el Santo de los Santos, donde sólo podía acceder el Sumo Sacerdote, una vez al año, en la fiesta del perdón.
 
Pero esta maravilla de la presencia de Dios en medio de su pueblo, cosa que ningún otro pueblo sobre la tierra podía afirmar de sus dioses respectivos, sin embargo, por estar hecha materia entre los hombres, es decir, encerrada físicamente en el Arca, no podía quedar al margen de las vicisitudes humanas y, como consecuencia de las campañas militares de los israelitas al conquistar la tierra prometida, había sido secuestrada por los filisteos, los enemigos más poderosos de ISRAEL, en aquellos tiempos. El Arca había quedado abandonada en manos de los hombres, y éstos, encima, paganos e increyentes.
 
Pero Dios no hace nunca las cosas a medias, hasta que el Arca obró entre ellos milagros tales que se asustaron y la devolvieron a los israelitas. Momento en el que el rey DAVID organiza su regreso a la capital de su reino recién fundado, a JERUSALÉN, para que Dios habitara, nuevamente, en medio de su pueblo.
 
¿Y qué decir de MARÍA, nuestra Arca de la Nueva Alianza? Ella era, igualmente, preciosa a los ojos de sus padres, que ya ancianos no contaban con la alegría de tener un hijo, y el Señor se manifestó en medio de ellos concediéndoles el nacimiento de su hija MARÍA. La que fue entregada, según la tradición, por sus padres, al Señor, para que habitara en el Templo y se consagrase al Señor.
 
La que subió los peldaños del Templo, el día de su ingreso, arrebatada por el Espíritu Santo, con sólo tres años de edad, bailando sobre ellos. La que se consagró al Señor para siempre por medio de su virginidad.
 
La que dejó de estar, igualmente, donde le correspondía, que era el Templo, y no por culpa de las guerras, sino por la cobardía de los sacerdotes ante un hecho tan humano como su primer amenstruación, para que no hiciera impuro el Templo. La que fue entregada a JOSÉ, como esposa, para que éste se encargara de custodiarla y protegerla. La que también se puso en camino, anunciando la presencia del Señor que llega, cuando fue a visitar a su prima ISABEL.
 
Pero antes de detenernos en los sentimientos de espera y acogida del rey DAVID ante la presencia del Señor que llega, se hace preciso aclarar un detalle que puede dejarnos un mal sabor de boca y ensombrecer la grandeza de este pasaje bíblico, me refiero a lo que le pasa a UZA durante el trayecto.
 
UZA había dispuesto el Arca sobre una carreta tirada por bueyes, que dubitativos y de andar cansino, avanzan a duras penas tambalenado su preciada carga, hasta que tropiezan con una piedra y el Arca amenaza con caerse al suelo, UZA extiende su mano para evitarlo y el Señor, al instante, lo mata allí mismo.
 
¡Qué imagen más terrible! ¿Pero, qué es lo que mató a UZA? Uno está tentado a creer que el Señor debería estarle agradecido a UZA por evitar que el Arca se cayera al suelo, y sin embargo muere en ese preciso instante. UZA pertenece al clan de los quehatitas, una de las ramas de la familia de los levitas, a los que el Señor había encomendado todo lo referente al culto y al ejercicio del sacerdocio.
 
Pero cada familia tiene su cometido, y el de los quehatitas era favorecer todo lo relacionado con el transporte de las cosas santas de Dios, pero no les estaba permitido, bajo ningún concepto, tocar o manipular directamente las mismas.
 
Y el Arca tenía unas normas bien precisas, dadas por Dios, en lo que se refería a su transporte, que tenía que hacerse a pie, por porteadores humanos, a través de unas pértigas insertadas en unas argollas laterales del Arca.
 
¿Qué hizo UZA? Creyó que su forma de llevar el Arca era mejor y más práctica, más seguro y cómodo llevarla sobre una carreta tirada por bueyes, y cuando el Arca amenazó caerse al suelo, quizás pensó que sus manos eran más santas que el suelo que iba a tocar el Arca... y aquí estuvo su error, pues ni el polvo, ni el barro, ni el camino son cosas capaces de enmierdar (valga la expresión) las cosas santas de Dios, sino todo aquello que toca la mano del hombre cuando no hacemos la voluntad del Señor.
 
UZA creyó que el Arca era una caja cualquiera, que podía ser llevada y traida al socaire de su voluntad, no supo ver en ella la presencia de Dios y... ¡Ay, queridos hermanos, que la presencia de Dios no se puede manipular por nuestros intereses, ni ser sometida a nuestros caprichos! Ante la presencia de Dios sólo cabe adorar, alabar y glorificar, precisamente lo que venía haciendo el rey DAVID delante del Arca.
 
Y si habéis estado atentos a la Palabra de Dios, este viaje del Arca hacia la ciudad de DAVID se divide en dos tramos: Hasta la muerte de UZA, y después de haber estado tres meses en casa de OBEDEBOM.
 
En el primer tramo se dice que pusieron el Arca sobre una carreta tirada por bueyes, y ya hemos visto lo que sucede, y en el segundo tramo se nos habla de portadores del Arca, porque en este segundo tramo, el Arca era llevada conforme la voluntad de Dios-.
 
Os invito, llegados a este punto, a que alcemos nuestras manos, hacia MARÍA, nuestra Arca de la Alianza, nuestra presencia del Señor, para que así, sin tocarla, como gesto de humillación, sometimiento y aceptación de la voluntad de Dios, y no la nuestra, oremos unos minutos al Señor, pidiéndole que aleje de nosotros, para siempre, la tentación de manipular a Dios, de ocultar su Espíritu, de manejar a los hermanos, de buscar nuestra pequeña e ínfima gloria y no la suya... Oremos...
 
A la muerte de UZA, a DAVID le entró miedo, y dejó el arca en casa de Obedebom, al que el Señor bendijo abundantemente.
 
Y yo veo en este detalle algo que sucede también en nuestros grupos de oración, que cuando la acción de Dios en nosotros va in crescendo, y la alabanza se hace fuerte, y la oración en lenguas estalla por doquier, y se suceden los descansos en el Espíritu, y se producen grandes conversiones...
 
¿No nos entra también a nosotros el "canguelo" al ver la potencia y la fuerza del Señor obrando en su pueblo, y nos retraemos, nos entra el miedo, y frustramos las maravillas del Señor? Que no nos pase como a DAVID, que se perdió, por cobardica, las bendiciones del Señor, que recayeron sobre OBEDEBOM y no sobre él.
 
Pero bueno, cambiemos nuestro sayal de luto, por la muerte de UZA, y dispuestos a robarle a OBEDEBOM las bendiciones del Señor, para reclamarlas sobre nosotros, pongámonos en la presencia del Señor, como DAVID.
 
Hay un chiste, que he contado en varias ocasiones:

Un hombre se acerca al confesionario y le dice al sacerdote:
- Padre, pertenezco al Circo que ha venido al pueblo, quiero confesar que soy el saltimbanqui que hace las piruetas y las cabriolas, y entre vuelta y vuelta le toco el culo a la trapecista.
El sacerdote, muy serio, le dice:
No, si el pecado de tocar el culo a la trapecista lo entiendo, lo que no entiendo es lo de ser saltimbanqui.
 
Entonces el hombre se retira al final de la Iglesia, por el pasillo central, toma carrerilla y da un salto mortal en el aire, tres volteretas, dos piruetas y se queda haciendo el pino, clavado, justo delante del confesionario.
 
En esto, dos ancianas que estaban sentadas en el primer banco de la Iglesia, esperando su turno para confesarse, al ver la reacción del hombre, una de ellas hace el además de levantarse y marcharse, a lo que la otra le pregunta:
- Pero ANTOÑICA, hija ¿no ibas a confesar?
- Y la anciana le responde a la amiga:
Mira, CONCHI, este cura pone unas penitencias muy raras y yo hoy no me he puesto las bombachas.
¿Pero, qué es lo que os hace tanta gracia? Es lo mismo que acabamos de leer al proclamar la Palabra de Dios y entonces no os habéis reido tanto, ni he escuchado ni una risa, si estábais igual de serios que cuando se recita un requiem en un funeral:
 
E iba el rey DAVID, danzando ante el Señor con todo su entusiasmo, vestido sólo con un roquete de lino.
 
Y dice que MICAL, hija de SAÚL, su esposa, estaba mirando por una ventana y al ver al rey DAVID -prestad atención, que ahora viene lo bueno- “haciendo cabriolas y piruetas delante del Señor”, lo despreció en su interior. Yo no sé qué palabras usa el texto original hebreo, ni las que se usan en las traducciones de cada una de vuestras biblias, pero en la mía dice claramente “cabriolas y piruetas”.
 
Y ahora, usad toda vuestra imaginación para representaros la escena, o mejor aún, cuando lleguéis a vuestra casa, esta noche, vestiros tan sólo con un camisón, o una camisa amplia, y ponéos a hacer cabriolas y piruetas, a ver quien es capaz de hacerlo sin que se le vea el culo o se le escape una teta en cada pirueta y cabriola.
 
¡Pero qué tontos somos los hombres, que nos hace gracia la picardía de imaginarnos a una vieja haciendo el pino sin bragas en el tribunal del perdón de Dios, en el sacramento de la penitencia, y nos escandalizamos -como MICAL- por imaginarnos al rey DAVID, con el culo al aire dando cabriolas delante de la presencia de su Señor! Pues os recuerdo que yo he contado un chiste, fruto de la creación humana, pero lo que habéis escuchado es Palabra de Dios, fruto de la inspiración del Espíritu Santo.
 

 
Os invito a que manifestemos el júbilo, la alegría, la esperanza, ante el acontecimiento que nos salva, la presencia del Señor, que llega, en medio de su pueblo, y que manifestemos ese regocijo cantando, danzando, bailando, y nos pongamos en la presencia del Señor con la misma libertad de corazón que el rey DAVID.
 
Rompamos las cadenas del ridículo, de la vergüenza, del qué dirán, de los reproces internos de MICAL... y nos pongamos como DAVID, en evidencia, si hace falta, por el Señor, en  presencia de las siervas de los ministros... y mientras hacemos esto recordemos que todos nosotros hemos conocido alguna vez al Señor porque hubo alguien que, sin miedo de hacer el tonto, nos invitó a conocer al Señor en sus grupos, en un retiro o en una asamblea.
 
Y si alguien aún duda, le diré que MICAL, por su desprecio y su cerrazón, nunca tuvo hijos con DAVID, lo dice la escritura y los hemos cantado al inicio de esta enseñanza: “Si el Espíritu de Dios se mueve en mí, yo bailo como David”, pero yo le doy la vuelta al argumento:
 
Si no bailas como DAVID, el Espíritu de Dios no vive en ti, por eso no tendrás dones ni carismas, y las gracias se secarán en ti como el vientre de MICAL.

 

 

 

 

1 comentario:

  1. Y si alguien aún duda, le diré que MICAL, por su desprecio y su cerrazón, nunca tuvo hijos con DAVID, lo dice la escritura y los hemos cantado al inicio de esta enseñanza: “Si el Espíritu de Dios se mueve en mí, yo bailo como David”, pero yo le doy la vuelta al argumento:



    Si no bailas como DAVID, el Espíritu de Dios no vive en ti, por eso no tendrás dones ni carismas, y las gracias se secarán en ti como el vientre de MICAL.

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