ELLOS, IMAGEN DE CRISTO
NOSOTROS ¡POBRES FOTOCOPIAS DE ELLOS!
Hoy celebra la Iglesia la SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS, y consideraciones litúrgicas o hagiográficas al margen, a mí esta fiesta siempre me suscita las mismas dos reflexiones:
Por una parte ¿Qué es un santo, al fin y al cabo? Que sí, que ya sabemos técnicamente que un santo es la persona que, habiendo alcanzado la salvación, se encuentra ya en la presencia de Dios, "visión beatífica" dicen los textos tradicionales. A mí me gusta decir que un "santo" son personas que, por sus valores, virtudes y forma coherente ¡qué no es poco! de vivir el Evangelio son puestas por la Iglesia para nuestro ejemplo, para que no nos desanimemos, y comprendamos que la santidad, al menos en la forma antes dicha, es posible y accesible a todos nosotros. Aunque muchas otras veces suelo decir que, si los santos son imagen de Jesucristo, y nosotros hemos de ser imagen de los santos... ¡no pasamos de quedarnos en tristes y malas fotocopias de los originales!
Evidentemente, cometemos un fallo muy importante al querer "ser santos" al modo de los santos: En primer lugar solemos poner el modelo muy alto, muy lejos de nosotros, aunque todos los santos tengan, por supuesto la misma valía ¿Cómo va a ser lo mismo que me proponga imitar la santidad, por ejemplo, de Santa TERESA DE ÁVILA, con sus ayunos, sus mortificaciones, sus hambres, sus penurias, su vida religiosa, sus circunstancias del Siglo XVI español? ¿Acaso no sería mejor, por ejemplo, querer imitar la santidad de Santa EDITH STEIN, que conoció la xenofobia, la criris económica y social, que conocía los automóviles, el teléfono, la luz, la prensa, la radio y ese tipo de cosas que me pillan tan cerca?
Aprendamos a querer y venerar nuestros santos, los de nuestra época, los de nuestras circunstancias y los de nuestra tierra, aquellos que compartieron nuestra misma parroquia, quizás se bautizaron en la misma pila que nosotros, quizás incluso haya familiares suyos aún vivos... Se me ocurre, por ejemplo, en LINARES, el beato MANUEL LOZANO GARRIDO "LOLO" del que aún hay muchos linarenses y familiares suyos que pueden testimoniar, de primera mano, muchos aspectos de su vida.
Y finalmente, cuanto menos "graciosos" sean los santos que nos propongamos imitar mejor... por "graciosos" quiero decir "tocados y elevados por la gracia" en sus manifestaciones sobrenaturales.
Yo no pretendo tener conversaciones frecuentes con el Señor, como Santa HILDEGARDA DE BINGEN, no me gustaría, ni de lejos, manifestar las llagas de San FRANCISCO, ni pretendo resucitar a nadie, muchos menos curarlo milagrosamente, y ninguno pone en su agenda el dar la vida heróicamente, en el martirio, pues es algo que no tiene uno precisamente en la cabeza al despertar un nuevo día, como cualquiera de nuestros mártires de la Guerra Civil...
...impresionante la medio sonrisa y esa esperanza que transmite la imagen de MARTÍN MARTÍNEZ PASCUAL, sacerdote diocesano, y eso que la foto es inmediatamente anterior al hecho de fusilarlo.
...impresionante la medio sonrisa y esa esperanza que transmite la imagen de MARTÍN MARTÍNEZ PASCUAL, sacerdote diocesano, y eso que la foto es inmediatamente anterior al hecho de fusilarlo.
Por eso busquemos santos a los que imitar que vivieron una vida anodina sencilla, como la vida oculta y entregada, de un matrimonio cualquiera, como la de los padres de Santa TERESITA DE LISIEUX, el matrimonio de Santos LUIS MARTÍN Y CELIA GUERÍN; o de un joven estudiante, responsable a la par que vividor y sanamente juerguista, como era propio de su edad, y completamente entregado a los pobres como PIER GIORGIO FRASSATI, es decir, santos que conocieron todo lo que es la rutina, la cotidianeidad, lo mismo que nosotros.
Y el segundo pensamiento que me suscita el día de hoy es que se trata de la SOLEMNIDAD DE TODOS, "¡TODOS!" LOS SANTOS, es decir, todos los que ya se hayan en la presencia de Dios, por más que los oficialmente reconocidos como tales sean una minoría, no por ello debemos dejar de acordarnos de os otros, honrar su memoria y, de la misma manera, intentar imitarles, que conforten y estimulen nuestra fe. En esta categoría, por supuesto, y es legítimo que así lo hagamos, podemos empezar por nuestra propia familia, yo tengo por santos en mi corazón a mis abuelos, especialmente a mi abuelo paterno y mi abuela materna, si tuviera que definirlos, diría de ellos que fueron dos gigantescos apóstoles del rosario....
Desde mis tiempos de joven, revolucionario, también en lo eclesial, en que bebía intelectualmente, todo lo que caía en mis manos sobre la teología de la liberación, bien que he tenido por santos en mi corazón a mártires, sacrificados en aras de la justicia, el Evangelio y la caridad, como Monseñor OSCAR ROMERO, el padre RUTILIO GRANDE o los jesuitas asesinados en la UCA de EL SALVADOR, el padre IGNACIO ELLACURÍA y compañeros jesuitas.
Tengo por santos, por haberlos conocido cuando sólamente lo eran en el terruño, al que hoy es beato Fray LEOPOLDO DE ALPANDEIRE, o cuando sea proclamada, que lo será, la religiosa y fundadora Mª EMILIA RIQUELME y ZAYAS, lo mismo que algunas de sus primeras hijas, de los tiempos de la fundación, que incluso he conocido octogenarias (ya fallecieron) como EMILITA o ROSA (las tres Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada), y también incluyo a muchos sacerdotes, religiosos y religiosas que mucho bien me hicieron en mi vida, y que ya no están, auténticos ejemplos de santidad y entrega, la religiosa profesora de mi infancia y madrina mía de confirmación, la Madre ENCARNACIÓN, de las Religiosas de la Presentación de Granada.
Así que hoy, honremos a todos los santos, a los conocidos, a los anónimos, a los que nos pillan lejos, a los que quizás conocimos, y aprendamos de ellos, que si todos fueron imagen de Jesucristo, todos podemos llegar a serlo, si no, al menos, imágenes de ellos, si no, en última instancia, intentarlo, parecer, frente a tanta grandeza, pobres fotocopias de los originales.
Así que hoy, honremos a todos los santos, a los conocidos, a los anónimos, a los que nos pillan lejos, a los que quizás conocimos, y aprendamos de ellos, que si todos fueron imagen de Jesucristo, todos podemos llegar a serlo, si no, al menos, imágenes de ellos, si no, en última instancia, intentarlo, parecer, frente a tanta grandeza, pobres fotocopias de los originales.
Desde mis tiempos de joven, revolucionario, también en lo eclesial, en que bebía intelectualmente, todo lo que caía en mis manos sobre la teología de la liberación, bien que he tenido por santos en mi corazón a mártires, sacrificados en aras de la justicia, el Evangelio y la caridad, como Monseñor OSCAR ROMERO, el padre RUTILIO GRANDE o los jesuitas asesinados en la UCA de EL SALVADOR, el padre IGNACIO ELLACURÍA y compañeros jesuitas.
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