Cristología, rama de la teología cristiana que trata de la persona de Cristo. Dado que la cristología busca comprender la obra salvadora de Cristo mediante la explicación de la persona de Jesús, en la teología cristiana tradicional precede, por lógica, a la soteriología, doctrina de la obra salvadora de Cristo.
Sin embargo, en la historia de la Iglesia, la soteriología
precedía a la cristología, ya que la creencia en el papel salvador de Jesús
conducía a la búsqueda de quien era Él. La cristología no es la formulación de
proposiciones reveladas sino que es la respuesta cristiana al fenómeno de
Jesús.
Definición: Cristología, rama de la teología cristiana que trata de la persona de Cristo. Busca comprender la obra salvadora de Cristo mediante la explicación de su persona.
La soteriología, doctrina de la obra salvadora de Cristo precede a la Cristología, ya que la creencia en el papel salvador de Jesús conduce a la búsqueda de quien es Él. (Encarta)
Implicancia: El conocimiento de la Persona de Cristo trae aparejada una responsabilidad; divulgarla. Responsabilidad de la cual responderemos ante nuestro Creador en el juicio que a cada uno nos aguarda.
El conocer a Cristo, implica también una respuesta personal hacía él: no se puede conocer a Cristo, y quedar indiferentes ante su persona. O le acepto como el mismo se declaro, mi Salvador y Dios, y le hago el Señor de mi vida; o le rechazo como el mayor farsante que la humanidad ha creado.
Pero ser indiferente a tal conocimiento, solo puede ser producto de un vacío espiritual y moral, que a simple vista no es natural en el comportamiento del ser humano con dotaciones normales de inteligencia.
Importancia de la cristología Bíblica: “No se puede ser cristiano sin conocer a Cristo” El cristianismo es la única religión del mundo, en que la fe se basa en su fundador, uno puede ser un devoto budista, sin saber absolutamente nada de Buda, O puede ser un devoto mahometano sin saber nada de Mahoma, o confucionista sin saber nada de Confucio, lo mismo ocurre a un hindú, etc. (Tomas Griffith).
Pero no puede ser cristiano sin conocer a Cristo, pues justamente la fe del cristiano se basa en el conocimiento de la Persona de Cristo, de ahí la importancia de la cristología.
El estudio de la Cristología Bíblica se basa en la revelación que el propio Cristo hace de si mismo y que las Sagradas Escrituras registran fielmente, así como las declaraciones de los apóstoles y profetas, y otros hombres que escribieron inspirados por el Espíritu Santo.
Pero también la Cristología Bíblica hecha mano de las ciencias humanas como la historia, la filosofía, lingüística, hermenéutica, etc. ya que con esas herramientas se pueden conocer con mayor profundidad, y seriedad las enseñanzas Cristológicas de las Sagradas Escrituras.
A la pregunta que Cristo le hace a los apóstoles después de informarse de lo que las demás personas pensaban de él (Mt. 16:15-16)…”Y vosotros quien decís que soy yo”… Pedro da una respuesta que constituye la profesión básica de la fe cristiana y el verdadero fundamento de la Iglesia: …“Tu eres el Cristo el Hijo del Dios Viviente”… Sobre este fundamento está edificada la Iglesia siendo el propio Cristo la principal Piedra del ángulo (Ef. 2:20, 1º Cor.3:11, 1º Pe. 2:4-8)
Esta es la pregunta clave, que suena y resuena en el universo, para que todas las personas de todo el mundo y de todas las épocas respondan, y así definan ellas mismas su destino eterno, porque“… en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos 4:12).
Es allí donde radica la importancia de la cristología, pues el conocimiento que nosotros obtengamos de la persona de Cristo, permitirá que como miembro de su cuerpo, aclaremos y declaremos a otros, fielmente quien es Jesucristo, para que puedan responder la Trascendental pregunta inequívocamente y ser salvos de la condenación eterna, porque “…el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo el cual es la imagen de Dios.” (2ª Cor 4,4).
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