viernes, 20 de noviembre de 2015

Por más que el mal nos cubra de espinas ayúdanos a participar de tu paciencia



Oración para pedir la paciencia



Señor, tú que padeciste en silencio los oprobios de quienes contra ti
cruelmente se ensañaron, concédenos el don de la paciencia:

para nunca perder la esperanza,
para confiar más en ti que ne nuestras fuerzas,
para que no nos venza la oscuridad de la decepción.

Por más que el mal nos cubra de espinas,
por más que el flagelo del error nos hiera,
por más que la ignorancia vele la verdad,
por más que nuestra impaciencia se rebele:

Ayúdanos a participar de tu paciencia,
ayúdanos a participar de tu confianza,
ayúdanos a participar de tu perdón,
ayúdanos a vivir en tu esperanza,
ayúdanos a sufrir con tu amor.

Pues al final sólo tú vencerás,
tu vida triunfará sobre la muerte,
la verdad sobre el error,
la luz sobre la tiniebla,
la esperanza sobre la decepción,
el amor sobre el egoísmo.

Por la difunta Madre Matilde


Oremos por la difunta Madre Matilde, abadesa de las Benedictinas de la Natividad, en el día de su onomástico, santa Matilde. Para que el Señor, en su misericordia, la haya acogido en su amor y la haga disfrutar de su perdón, de su luz y de su paz.

En su Libro de las Revelaciones, escribe santa Matilde esta visión, que leemos hoy pensando especialmente en la querida Madre Matilde:

Matilde vio al Señor sentado sobre su trono, con los brazos extendidos. Decía: «En la cruz he permanecido con los brazos extendidos hasta la muerte; ahora continúo con los brazos abiertos delante de mi Padre, para indicar que estoy siempre pronto a abrazar a quienquiera que se acerque a mí. ¿Hay alguien que desee este favor?
 
Si está dispuesto a soportar todas las adversidades por amor mío, es señal de que ha llegado ya a este abrazo. ¿Hay alguien que aspire a mis besos? Si puede darse a sí mismo el testimonio de que ama en todo mi voluntad y en ella encuentra su más grande gozo, significa que ha obtenido ya este beso.
 
Todo el que desee que oiga y escuche sus plegarias debe estar siempre dispuesto para cualquier obediencia, porque es imposible que las oraciones del hombre obediente no sean escuchadas por mi Padre».

Estamos viviendo días de temor y de incertidumbre en Europa. La decisión de algunos extremistas de religión musulmana de atentar indiscriminadamente contras inocentes, en cualquier lugar de Europa, genera una situación de miedo e inseguridad. Oremos, pues, por la paz, para que triunfe el bien y el amor en el corazón del hombre, para que el Dios verdadero haga prevalecer en el mundo la concordia y nunca triunfe el falso dios de la violencia y del odio.

En señal de la paz que Dios hacía

 
 
 
 
En señal de la paz que Dios hacía
con el hombre, templando sus rigores,
los cielos dividió con tres colores
el arco hermoso que a la tierra envía

   lo rojo señalaba el alegría,
lo verde paz y lo dorado amores;
secó las aguas, y esmaltaron flores
el pardo limo que su faz cubría,

   Vos sois en esa cruz, Cordero tierno,
arco de sangre y paz que satisfizo
los enojos del padre sempiterno;

   vos sois, mi buen Jesús quien los deshizo;
ya no teman los hombres el infierno,
pues sois el arco que las paces hizo.

Lope de Vega
Rimas Sacras. Soneto XLIX

La oración de Jesús


 
Dentro del mundo ortodoxo y desde los primeros tiempos de la iglesia se utiliza un cordón de oración (llamado “komboskini” por los griegos, “chotki” por los rusos) amarrado a la muñeca a fin poder ayudar al feligrés en la tarea incesante de “orar sin cesar” como recomendara San Pablo en su epístola a la comunidad de Tesalónica (1 Tes. 5, 17).

La tradición atribuye al Cordón la consideración de espada del espíritu ya que la oración constante está inspirada por el Espíritu Santo y es arma contra las asechanzas del Enemigo.
 
El origen histórico de este cordón proviene de Oriente Medio. Algunos lo remontan al fundador del monacato cenobítico, San Pacomio el Grande (s. IV), quién lo introdujo como un medio para ayudar a los monjes analfabetos a recitar su regla de oración diaria, garantizando de este modo una cantidad definida de oraciones y postraciones; sin embargo no sería hasta mediados del siglo XIV cuando hizo su aparición en Rusia, dónde San Sergio – el padre del Monacato Ruso – conocía y practicaba este tipo de oración junto a sus discípulos, pero no alcanzaría su popularidad actual sino hasta el siglo XVIII, cuando el stárets Paisij Velichkovski lo difundió fuera de los muros de los Monasterios.
 
Desde entonces la cuerda de oración ha ganado gran popularidad en el monacato Oriental y ha sido de uso común, con el correr del tiempo entre los mismos laicos. De acuerdo a la regla monástica bizantina, cada monje está obligado a cumplir un número fijo de postraciones junto con la Oración de Jesús.

El Cordón – que puede ser de 10, 25, 33, 50 o 100 nudos – usualmente suele confeccionarse en lana pura (también puede hacerse con cuentas de madera u otro material) para recordarnos que Jesucristo es el Cordero de Dios; y pueden ser de distintos colores:

De color negro: se utiliza para recordarnos la muerte merecida por nuestros pecados (este es el tipo mas utilizado),
De color rojo borgoña: para recordarnos la sangre de Nuestro Señor (es más usado por los obispos orientales); o
De color blanco crudo: que es el color natural de la lana del cordero.

Comúnmente el ciclo de nudos (o cuentas) termina con una Cruz que pende del cordón de marras y que es un recuerdo de la acción redentora de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo en el calvario y la borla que sigue al extremo inferior de la Cruz, presentes en algunas Cuerdas, nos recuerda el consuelo a nuestras lágrimas. Se reza en tres pasadas o ciclos, en honor a la Santísima Trinidad. ¿Y que se reza por cada nudo con el cordón de oración?: La Oración de Jesús

La Oración de Jesús es para el ortodoxo una de las más oraciones mas profundas y místicas. Ha sido usada, enseñada y discutida a través de la historia del cristianismo oriental. Ella refleja la enseñanza dada por Jesús en la parábola del fariseo y del publicano (Lucas; 18:10-14), así como también la oración “¡Señor, sálvame!” dicha por Pedro mientras se hundía en el Mar de Galilea (Mateo; 14:30).

La oración de jesus consiste en esta frase:

Señor Jesucristo, Hijo de Dios,
ten piedad de mí, que soy pecador.


 
Diversas oraciones se hacen con la cuerda:

1. “Señor Jesucristo ten piedad de mí”

2. “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad mí, pecador”

3. “Por la intercesión de la Theotokos (Madre de Dios), Señor Jesucristo, ten misericordia de mí”

O la más sencilla y básica que se introdujo en Occidente muy tempranamente:

4. Kyrie eleison.

Cualquiera de estas cuatro variantes que se escoja debe decirse en cada nudo, ya sea mientras se hace o mientras se reza con él. En el tradicional libro de la Filocalia, ya se aconseja la imprecación mas corta para los principiantes, el “Kyrie eleison” (o sea “Señor ten piedad”), puesto que al ser breve hay una menor propensión a la distracción o divagación mental.

Debemos remarcar que la Oración de Jesús no posee un exclusivo carácter individual, puesto que también suele usarse como una oración apta para las intenciones especiales – o también intercesorias -, en dicho caso se sustituye el nombre propio por el de la persona enferma o en necesidad de nuestra oración. Lo mismo es válido en el caso que la oración sea elevada para el eterno descanso de un difunto.

“Señor Jesús Cristo, hijo de Dios, ten misericordia de (Nombre de la persona por la que se reza.), pecador

Lectio divina. El sacerdocio de Cristo


Cualquier otro sacerdote
ejerce su ministerio diariamente
ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios,
porque de ningún modo pueden borrar los pecados.

Pero Cristo ofreció por los pecados,
para siempre jamás,
un solo sacrificio;
está sentado a la derecha de Dios
y espera el tiempo que falta
hasta que sus enemigos sean puestos
como estrado de sus pies.

Con una sola ofrenda
ha perfeccionado para siempre a lo que van siendo consagrados.
Donde hay perdón,
no hay ofrenda por los pecados.

Lectura de la carta a los Hebreos (10,11-14.18)
 

Oremos por las víctimas de los atentados terroristas que anoche se han producido en París. Que el Señor les conceda el descanso eterno y el perdón de sus pecados.

Oremos por todos los heridos, que sufren en muchos casos graves heridas y mutilaciones, además del impacto del terror.

Oremos por las familias de las víctimas, que de forma tan súbita han perdido a sus seres queridos, a causa del fanático horror de los fundamentalistas islámicos.

Y oremos por los que utilizan el terror como instrumento político o religioso. Para que el Dios verdadero ilumine sus conciencias, y abandonen tan execrable instrumento de violencia y pecado.

1 comentario:

  1. Oremos por las víctimas de los atentados terroristas que anoche se han producido en París. Que el Señor les conceda el descanso eterno y el perdón de sus pecados.




    Oremos por todos los heridos, que sufren en muchos casos graves heridas y mutilaciones, además del impacto del terror.




    Oremos por las familias de las víctimas, que de forma tan súbita han perdido a sus seres queridos, a causa del fanático horror de los fundamentalistas islámicos.




    Y oremos por los que utilizan el terror como instrumento político o religioso. Para que el Dios verdadero ilumine sus conciencias, y abandonen tan execrable instrumento de violencia y pecado.

    ResponderEliminar