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En la ceremonia de despedida en el aeropuerto de Nairobi, el pontífice saludó al presidente keniata Uhuru Kenyatta. Tras escuchar los himnos y el saludo de las delegaciones, el Papa subió al avión, en el que viaja acompañado de 74 periodistas.
El avión que trasladaba al Papa aterrizó esta tarde en Entebbe, ciudad ubicada a 40 kilómetros de Kampala, capital ugandesa.
El pontífice fue recibido por una delegación gubernamental y religiosa, encabezada por el presidente de Kenia, Yoweri Museveni. Después de la recepción con himnos, honores militares, danzas tradiciones y presentación de delegaciones, el papa Francisco se ha dirigido a la State House de Entebbe para la visita de cortesía al presidente de la República.
En su discurso que el Santo Padre recordó que su visita en este país está orientada, sobre todo, a conmemorar el quincuagésimo aniversario de la canonización de los mártires de Uganda por su predecesor, el Papa Pablo VI. Aunque, ha añadido, “espero que mi presencia aquí sea vista también como un signo de amistad, aprecio y aliento a todo el pueblo de esta gran nación”.
A propósito de los mártires, tanto católicos como anglicanos, ha asegurado que son “verdaderos héroes nacionales”. De este modo ha precisado que “nos recuerdan el papel fundamental que ha tenido y sigue teniendo la fe, la rectitud moral y el compromiso por el bien común, en la vida cultural, económica y política de este país”. Y también recuerdan que, “a pesar de nuestros diferentes credos y convicciones, todos estamos llamados a buscar la verdad, a trabajar por la justicia y la reconciliación, y a respetarnos, protegernos y ayudarnos unos a otros como miembros de una única familia humana”.
Al respecto, el Pontífice ha indicado a los presentes que estos altos ideales son especialmente importantes para ellos, “que han de garantizar una buena y transparente gestión pública, un desarrollo humano integral, una amplia participación en la vida nacional, así como una distribución racional y justa de los bienes que el Creador ha otorgado con abundancia a estas tierras”.
Por otro lado, explicó que su visita también quiere llevar la atención mundial hacia África en su conjunto, sus promesas, sus esperanzas, sus luchas y sus logros. El mundo mira a África --ha reconocido-- como al continente de la esperanza. Sobre Uganda en concreto, el Papa ha destacado “sus abundantes recursos naturales”, su gente: sus familias fuertes, sus jóvenes y sus ancianos”.
Dijo también unas palabras para los refugiados, a quienes Uganda ha recibido mostrando una preocupación excepcional, para que “puedan reconstruir sus vidas con seguridad y con el sentido de la dignidad que proporciona el ganarse el sustento mediante un trabajo honrado”. A propósito de este movimiento de personas sin precedentes, Francisco ha precisado que la manera cómo los tratamos “es una prueba de nuestra capacidad de humanidad, de nuestro respeto por la dignidad humana y, sobre todo, de nuestra solidaridad con estos hermanos y hermanas necesitados”.
Finalmente, el Santo Padre ha expresado su deseo de seguir alentando los muchos esfuerzos que de modo discreto se están realizando en favor de los pobres, los enfermos y todos los que pasan dificultad. En estos pequeños signos --ha subrayado-- se manifiesta el alma verdadera de un pueblo.
Al concluir su discurso, el Pontífice exclamó ¡Mungu awabariki!, que significa “Que Dios los bendiga”.
Finalmente, el Santo Padre ha expresado su deseo de seguir alentando los muchos esfuerzos que de modo discreto se están realizando en favor de los pobres, los enfermos y todos los que pasan dificultad. En estos pequeños signos --ha subrayado-- se manifiesta el alma verdadera de un pueblo.
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