Mozart. Misa de Requiem en re menor Kv. 626 - 12 - Agnus Dei
La siguiente sección del Requiem de Mozart es el Agnus Dei, que seguimos escuchando en la magnífica versión dirigida por Philippe Herrewege.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, miserere nobis.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, miserere nobis. Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, dona nobis pacem. |
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, danos la paz.
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Mozart. Misa de Requiem en re menor Kv. 626 - 11 - Benedictus
Escuchamos hoy la segunda parte del Sanctus, que lleva por título la primera palabra de su versículo: Benedictus: Bendito el que viene en nombre del Señor. Se combianan las cuatro voces solistas en la exposición de esta frase, para concluir en el tema del Hossana de la primera parte del Sanctus.
Benedictus qui venit in nomine Domini. Hosanna in excelsis.
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Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en los cielos.
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Mozart. Misa de Requiem en re menor Kv. 626 - 10 - Sanctus
La Misa de Requiem sigue con el Sanctus, que Mozart divide en dos secciones. Hoy escuchamos la primera, confiada al coro y a la orquesta, que contiene la triple proclamación de la santidad de Dios.
Sanctus, Sanctus, Sanctus, Dominus Deus Sabaoth. Pleni sunt coeli et terra gloria tua. Hosanna in excelsis.
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Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo.
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El Ofertorio de la Misa de difuntos consta de la antífona Iesu pie, que escuchamos ayer, y del versículo Hostias et preces, confiado al coro y a la orquesta. Una vez cantado este versículo, en forma de fugato, el coro recoge la última parte de la antífona: Quam olim Abrahae.
Hostias et preces tibi, Domine, laudis offerimus: tu suscipe pro animabus illus, quarum hodie memoriam facimus: fac eas, Domine, de morte transire ad vitam, quam olim Abrahae promisti et semini ejus.
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Os ofrecemos Señor oraciones y sacrificios de alabanza, recibidos por las almas de quienes hacemos memoria: haced que pasen de la muerte a la vida, como prometiste a Abraham y a su descendencia.
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Mozart. Misa de Requiem en re menor Kv. 626 - 8 - Ofertorio Domine Iesu
Una vez terminada la secuencia, sigue el Requiem de Moart con el Ofertorio, cuyo texto original es una plegaria litúrgica deprecatoria, que pide al Señor Jesús la liberación de las almas de los difuntos, e implora la intercesión de san Miguel. Mozart destina esta sección al coro y a la orquesta. Seguimos con la versión de Philippe Herrewege.
Domine Jesu Christe, Rex gloriae, libera animas omnium fidelium defunctorum de poenis inferni et de profundo lacu:
Libera eas de ore leonis, Ne absorbeat eas tatarus, ne cadant in obscurum: Sed signifer sanctus Michael repraesentet eas in lucem sanctam: Quam olim Abrahae promisiti et semini ejus. |
Señor Jesucristo, Rey de la gloria, libera a las almas de todos los fieles difuntos de las penas del infierno y de las profundidades del lago.
Líbralas de la boca del león, que el abismo no las absorba, ni caigan en las tinieblas, sino que el abanderado San Miguel las conduzca hacia la santa luz, como antaño prometiste a Abraham y a sus descendientes. |
Mozart. Misa de Requiem en re menor Kv. 626 - 7 - Lacrimosa
al coro, y es de un patetismo extremo. Seguimos con la versión de Philippe Herrewege.Retomamos la audición del Requiem de Mozart con la última sección de la secuencia Dies Irae, que toma por título las palabras Lacrimosa dies illa. La obra está destinada
Lacrimosa dies illa,
qua resurget ex favilla iudicandus homo reus. Huic ergo parce, Deus. Pie Iesu Domine, dona eis requiem. Amen. |
Día de lágrimas será aquel renombrado día en que resucitará, del polvo para el juicio, el hombre culpable. A ese, pues, perdónalo, oh Dios. Señor de piedad, Jesús, concédeles el descanso. Amén.
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Mozart. Misa de Requiem en re menor Kv. 626 - 6 - Confutatis maledictis
La siguiente sección del Requiem de Mozart combina dos elementos bien distintos: una temible amenaza contra los pecadores (sean confundidos los malvados), con una sentida petición de súplica. La sección está confiada al coro y a la soprano, y combina ritmos agitados en la primera parte, con un tiempo más sosegado en la segunda. Seguimos con la versión de Philippe Herrewege.
Confutatis maledictis,
flammis acribus addictis, voca me cum benedictis. Oro supplex et acclinis, cor contritum quasi cinis, gere curam mei finis. |
Confundidos los malditos arrojados a las llamas voraces hazme llamar entre los benditos. Te lo ruego, suplicante y de rodillas, el corazón acongojado, casi hecho cenizas: hazte cargo de mi destino.
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Os ofrecemos Señor oraciones y sacrificios de alabanza, recibidos por las almas de quienes hacemos memoria: haced que pasen de la muerte a la vida, como prometiste a Abraham y a su descendencia.
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