El mundo tiene
necesidad de un tratamiento con la Palabra de Dios.
Es por eso que en
nuestra parroquia vivimos en forma especial,
cada mes, una
Palabra de Vida tomada de la Biblia.
Una sola podría
transformar el mundo
y todos la podemos
vivir,
porque Jesús es la
luz de cada hombre.
Este mes
non proponemos
transformar en vida esta Palabra que te compartimos.
Te invitamos a que
lo intentes con nosotros.
Te aseguramos que
vas a experimentar una transformación en
tu vida.
En la próxima visita, intercambiaremos nuestras experiencias
Palabra de vida
JUBILEO DE LA MISERICORDIA
"Felices los
misericordiosos, porque obtendrán misericordia"
(Mt. 5, 7).
Si hay una palabra de la Escritura que expresa, como o más que las
otras, la revelación de Dios en Jesucristo, es ésta, la misericordia.
En la grandiosa teofanía del Sinaí el Señor le había revelado a Moisés:
"El Señor es un Dios compasivo (...), que mantiene su amor a lo largo de
mil generaciones".
En el alba del día mesiánico María le anuncia a Isabel que el
Omnipotente se ha acordado de su misericordia y lo que ha nacido en ella es la
prueba que lo confirma.
He aquí, entonces, unidos en Jesús, hijo de Dios y de
María, el amor paterno y materno de Dios, tan bien significados por los dos
términos hebraicos que allí se usan para definir la misericordia: es decir, una
profunda actitud de bondad que manifiesta la fidelidad de Dios consigo mismo y
el tener "entrañas de madre" para con todos.
Pero, ¿qué es lo que hace tan potente a la misericordia que siempre
termina por imponerse a la justicia?
Además, ¿por qué Jesús le da tanta importancia a esta virtud al punto
de ponerla como condición para la salvación eterna?
"Felices los misericordiosos, porque obtendrán
misericordia"
Como muy bien explica Francisco, la misericordia es la condición
indispensable del amor, es como su “segundo nombre".
Para él las palabras
de la bienaventuranza constituyen una síntesis de toda la Buena Nueva, que es
la revelación del amor salifico de Dios y la invitación hecha a todos de ser
"misericordiosos como el Padre" y como aquél que es la imagen más
fiel del Padre, Jesús.
En la oración del "Padre nuestro" vuelve, con otras palabras,
el mismo tema de la bienaventuranza: "Perdona nuestras ofensas como
nosotros perdonamos a los que nos ofenden".
Es ley escrita en el Cielo que
el perdón de nuestras ofensas nos llegará en la medida que habremos sabido
perdonar a los hermanos y a las hermanas.
El tema de la misericordia y el perdón recorre todo el Evangelio.
En el
fondo, el objetivo de Jesús es el que nos reveló en su oración final, la noche
antes de la pasión: la unidad de todos, hombres y mujeres, en una gran familia
que tiene su modelo en la Trinidad.
Toda su enseñanza no tiende a otra cosa que
a darnos, con su amor, el instrumento para realizar esta altísima comunión
entre nosotros y con Dios.
Y la misericordia es precisamente la última
expresión del amor, de la caridad, la que la completa, la hace más perfecta.
"Felices los misericordiosos, porque obtendrán
misericordia"
Tratemos, entonces, de vivir en cada relación nuestra este amor a los
otros en forma de misericordia.
La misericordia es un amor que sabe acoger al prójimo, especialmente al
más pobre y necesitado.
Un amor que no mide, abundante, universal, concreto.
Un
amor que tiende a suscitar la reciprocidad, que es el fin último de la
misericordia, sin la cual habría sólo justicia, que sirve para crear igualdad,
pero no fraternidad.
Hoy se habla con frecuencia de perdón negado a quien ha cometido un
crimen. Se pide venganza, más que justicia.
En cambio nosotros, después de
haber tratado por todos lo medios de resarcir el daño, tenemos que darle
espacio al perdón, el único que está en condiciones de curar el trauma personal
y social provocado por el mal.
"Perdonen y serán perdonados".
Entonces, con la fuerza del espíritu santo, cualquier ofensa hayamos
recibido, cualquier injusticia, perdonemos y seremos perdonados. ¡Seamos los
primeros en usar piedad, en expresar compasión!
Aunque parezca difícil y arriesgado,
preguntémonos, ante cada prójimo: ¿cómo se comportaría su madre con él? Es una
idea que nos ayudará a comprender y a vivir según el corazón de Dios.
Y esto
porque Dios nos ama con un amor paterno y materno…
PADRE DANOS ENTRAÑAS
DE MISERICORDIA
Aunque parezca difícil y arriesgado, preguntémonos, ante cada prójimo: ¿cómo se comportaría su madre con él? Es una idea que nos ayudará a comprender y a vivir según el corazón de Dios.
ResponderEliminarY esto porque Dios nos ama con un amor paterno y materno…