Plenamente
conscientes del duro momento que vive el hermano país, y de las repercusiones
inmediatas y persistentes que provienen de lo que allí suceda, miles y miles de
colombianos, así como hermanos de otras naciones seguimos con atención la
jornada democrática del domingo 6 de diciembre.
Quienes somos creyentes
suplicamos que el Dios poderoso y compasivo derrame un espíritu de sensatez y de
amor por la justicia y el bien común en todo el pueblo venezolano de modo que
nuestros hermanos descubran con gozo que su dignidad se levanta y aires nuevos
renuevan su horizonte de convivencia social.
¡Venezuela, te amamos!
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