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Édouard Manet
Almuerzo sobre la hierba, de Manet
Olympia, de Manet
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Enl
Édouard Manet
(París,
1832 - id., 1883) Pintor y grabador francés. Hijo de un importante funcionario
del ministerio de Justicia, Édouard Manet fue un mediocre estudiante interesado
únicamente en el dibujo. Ante la resistencia paterna a que iniciara una carrera
artística, trató infructuosamente de ingresar en la Escuela Naval hasta que,
tras un segundo intento fallido, su familia accedió a regañadientes a financiar
sus estudios artísticos, que inició en 1850 en el taller del pintor clásico
Thomas Couture.
Tras
seis años de aprendizaje, Édouard Manet se estableció en un estudio propio. En
esos primeros tiempos entabló relación con artistas y literatos como Henri
Fantin-Latour, Edgar Degas y Charles Baudelaire. A principios de 1860 empezaron
a ser reconocidas algunas de sus obras, que merecieron, entre otras, la cálida
acogida del crítico y escritor Téophile Gautier.
Almuerzo sobre la hierba, de Manet
En 1863, el Salón de
Otoño le rechazó un lienzo que iba a resultar trascendental para la posterior
evolución de la pintura: Almuerzo sobre la hierba, que fue doblemente criticado,
tanto por su temática -muestra a una mujer desnuda flanqueada por dos jóvenes
ataviados de forma contemporánea- como por la técnica empleada, revolucionaria
lo mismo en el tratamiento de la perspectiva que en el de la representación del
entorno natural, bañado en una luz fuerte y contrastada.
Ese mismo año Édouard Manet contrajo matrimonio con la
holandesa Suzanne Leenhoff, con quien había tenido un hijo ilegítimo poco
antes. En 1865 volvió a escandalizar con la obra Olympia, en la que repitió el tema del desnudo femenino
y aumentó aún más la intensidad de la luz ambiental, al tiempo que diluía el
contorno de figuras y objetos hasta lograr imágenes prácticamente
bidimensionales. Denegada su inclusión en la exhibición pictórica que se
realizó con motivo de la Exposición Universal de 1867, improvisó una exposición
callejera de varias de sus obras más recientes que fue recibida con
indiferencia.
Olympia, de Manet
En 1868, el joven
novelista Émile Zola escribió una laudatoria recensión de su
trabajo en la que identificaba a Manet con la figura romántica del artista
incomprendido. Tras un breve lapso provocado por la guerra franco-prusiana de
1870-1871, en la que Manet combatió como oficial de la Guardia Nacional, el
marchante Paul Durand-Ruel adquirió un número considerable de obras del fondo
del artista. Mantuvo buenas relaciones con los jóvenes impresionistas, muy en
especial con Claude Monet, aunque siempre se resistió a participar en las exposiciones
independientes organizadas por éstos; prefería ofrecer sus obras al Salón y
exponerlas en su propio estudio si eran rechazadas.
En su producción de finales de la década de 1870 acentuó el naturalismo de su
temática, para otorgar el protagonismo de sus pinturas a prostitutas y
coquettes sorprendidas bebiendo o seduciendo a sus jóvenes amantes, y al
tratamiento expansivo de la luz. Por último, Manet abandonó su técnica
tradicional, el óleo, para pasar al pastel. Paralelamente, su salud experimentó
un creciente deterioro a causa de una enfermedad de origen infeccioso originada
en su pierna izquierda.
A pesar de ello, en
1882 participó en una importante exhibición de arte francés realizada en
Londres, para cuya ocasión presentó Bar del Folies-Bergère, la última de sus grandes
composiciones. Al año siguiente se le declaró la gangrena en la pierna enferma
y tuvo que ser amputada, operación de la cual no pudo recuperarse y que le
acarrearía la muerte poco después. La exhibición póstuma de sus obras, celebrada
en enero de 1884, marcó el nacimiento de un creciente reconocimiento de su
talla como artista, al que la historia ha concedido el apelativo de padre del
impresionismo.
En 1882 participó en una importante exhibición de arte francés realizada en Londres, para cuya ocasión presentó Bar del Folies-Bergère, la última de sus grandes composiciones. Al año siguiente se le declaró la gangrena en la pierna enferma y tuvo que ser amputada, operación de la cual no pudo recuperarse y que le acarrearía la muerte poco después. La exhibición póstuma de sus obras, celebrada en enero de 1884, marcó el nacimiento de un creciente reconocimiento de su talla como artista, al que la historia ha concedido el apelativo de padre del impresionismo.
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