Hoy no voy a comentar el "Evangelio del día" aunque sí que hubo un "Evangelio para este día", que aunque parezca lo mismo no lo es. Me explico. El caso es que ayer tuve que estar en urgencias, porque en medio de mi jornada laboral me dió un fuerte dolor de espalda y de riñones, tanto que la doctora del centro comercial en el que trabajo, después de verme por encima, me recomendó irme a urgencias, ya que el dolor -según yo- era muy parecido al de un cólico nefrítico que ya tuve hace un par de años, así que después de montar el correspondiente trastorno en el trabajo, decírselo a mis jefes, que buscaran un sustituto, etc, etc... a urgencias que me fui a mitad de mi jornada de trabajo.
Ya sabéis cómo funcionan las urgencias, que uno sabe cuando entra (que llegué sobre las siete de la tarde) pero no cuando sale (que vino a ser las once y media de la noche) ¡Cinco horas de nada!
Dos horas para que me vieran en el filtro de entrada, otra hora para que me hicieran las analíticas correspondientes, y otras dos horas para los resultados y el alta (al final, parece ser que sí he tenido una especie de cólico nefrítico, o dolor renal, pero esporádico, lo que no quita, como decía la doctora de urgencias "que te vuelva a repetir en un episodio más largo si es que hay alguna piedrecilla que eliminar").
Como no estaba en mis planes, dicha estancia en urgencias, he aquí que en la mochila no llevaba nada, salvo el "Evangelio del día" de ediciones paulinas, y como era la única lectura disponible, en mitad de mi estancia, me dije, bueno, leeremos algo de aquí, pero como comprenderéis que no es un libro que se lea "de corrido", pues recoge el "Evangelio de cada día" es por lo que decidí abrir el libro al "tun-tun", como diríamos en ANDALUCÍA, es decir, al azar, a ver qué Palabra me daba el Señor para consolarme en ese momento.
¡Toma ya...! ¡El Evangelio de la sanación de la hija de la mujer siro fenicia! (Mateo 15,21-28) Me llama poderosamente la atención este texto, en primer lugar porque es una de esas dos o tres perícopas del Evangelio que yo escogería para hacer una especie de "Evangelio de la Malafollá", que puede que para quien no sea granadino le choque el término, me explico, por "malafollá" hemos de entender unas cuantas respuestas desabridas, fueras de tono, carentes de razón de ser, cortantes y tajantes que da el Señor en algunos momentos: Pensemos en las bodas de Caná, que María dice preocupada "No tienen vino" (Juan 2,3), malafollá del Señor "Y a ti y a mí, mujer, ¿qué nos importa?" (Juan 2,4), lo mismo sucede aquí "Señor socórreme" (Mateo 15,25), malafollá del Señor, "sólo he sido enviado a las ovejas descarriadas de Israel" (Mateo 15,26), que es tanto, pareciera, como decir "Y a mí... ¿qué?".
Siempre solemos decir que "una madre, por sus hijos es capaz de cualquier cosa", por eso es lógica la reacción de ambas madres, ante estas reacciones, que parecen excesivamente desapegadas de los sentimientos, del Señor, en el caso de las bodas de Caná ya sabemos lo que sucedió, que María se pudo a dar instrucciones a los camareros de la boda diciéndoles "haced lo que os diga mi hijo, total, a su madre se cree éste que va a desobedecer" forzando el milagro ¡Y aún puede haber quien dude de la capacidad intercesora de nuestra Santísima Madre, la Virgen María!, mientras que en el caso de la muer siro-fenicia, sólo se trata de insistir, al fin y al cabo es su hija la enferma, y ya sólo queda aferrarse a "un clavo ardiente" por eso replica "también los perros comen las migajas que caen de la mesa de los amos"...
Dice el comentario del propio "Evangelio del día" de paulinas, que se trata de uno de los textos más enigmáticos y difíciles de explicar por parte de la exegética, que los estudiosos no se ponen de acuerdo acerca del por qué de la primera respuesta del Señor a la mujer siro fenicia en sentido negativo...
El comentarista salva esta dificultad diciendo que quizás el Señor quisiera que los apóstoles "atiéndela al menos, que viene detrás nuestra gritando" (Mateo 15, 23) aprendieran que la misericordia del Señor no hace acepción de personas, ni siquiera por cuestiones religiosas, al contrario que a nosotros que nos gusta establecer tantas divisiones entre nosotros: De raza, de género, de credo, de ideología, de política.... porque aquella mujer no estaba haciendo su pedido desde ninguna de estas premisas, sino desde la más humana y universal de todas: Su maternidad, su hija... Quizás si el Señor no la hubiera atendido hubiese seguido insistiendo mucho más, y es que como dice la célebre canción mariana "una madre no se cansa de esperar", o como aquella otra frase de BELÉN ESTEBAN, tan famosa "¡yo, por mi hija, mato!".
Aparte de esta enseñanza, a mí personalmente, que ya tiene su cosa que sea este el "evangelio" que me sale en un lugar de enfermedad como son unas urgencias...
Estos días ha habido varios enfermos en nuestro entorno familiar y laboral, al menos he estado rezando por ellos de forma ininterrumpida y más intensa estos días, ¡total, ya tengo comprobado que el Señor sólo me escucha cuando no rezo por mí!, por eso, estando yo mismo en una situación parecida escuchaba de forma más directa aquellas palabras de la mujer: "También los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de los amos", tanto como pensar, "Señor, tanto que rezo por la salud de otros, y aquí me veo, pero no descuides mis enfermos, por los que yo rezo, luego, si acaso, cual migaja, acuérdate de mí"...
Y otra curiosidad, cuando @cuartapobreza pintó para nosotros el icono de Pentecostés, el título que él le ha dado es "Jesús entrega el Espíritu", familiarmente, él lo llama también "Jesús nuestra alegría", aunque también le gusta llamarlo "mis ojos de miel" más cariñosamente... Mientras que a mí, desde siempre, la contemplación de dicho icono me ha suscitado siempre un sentimiento intercesor, de hecho, lo que siento al verlo (sobre todo al permanecer largo rato en su presencia, inquirido por esos grandes ojos marrones -colo miel- que te observan) es, algo así como "Desde Tiro y de Sidón, vendrán todos a ser sanados, por el poder de sus ojos, los enfermos, por su mirada", por eso conforme empezaba el "evangelio" que me salió en urgencias: "Desde allí se marchó a la región de Tiro y Sidón" es por lo que no pude evitar acordarme, con un suspiro, del icono en casa, y consecuentemente, quedarme más consolado y confortado en aquel rato de prueba y paciencia que es siempre cualquier tipo de estancia en urgencias.
Estos días ha habido varios enfermos en nuestro entorno familiar y laboral, al menos he estado rezando por ellos de forma ininterrumpida y más intensa estos días, ¡total, ya tengo comprobado que el Señor sólo me escucha cuando no rezo por mí!, por eso, estando yo mismo en una situación parecida escuchaba de forma más directa aquellas palabras de la mujer: "También los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de los amos", tanto como pensar, "Señor, tanto que rezo por la salud de otros, y aquí me veo, pero no descuides mis enfermos, por los que yo rezo, luego, si acaso, cual migaja, acuérdate de mí"...
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